Alexander Carvajal *
Más y mejores línea de negocios
Durante un siglo entero el sector azucarero colombiano dedicó sus esfuerzos al mejoramiento del cultivo de la caña de azúcar, enfocado en su negocio principal: la producción de azúcar.
Con el paso de los años y el avance de la investigación y la tecnología en el cultivo de la caña, se ha ampliado el portafolio de productos, con el fin de agregar valor a la cadena de producción, de tal manera que hoy en día los mismos ingenios fabrican diferentes calidades de azúcar, mieles, alcohol industrial, alcohol potable, alcohol carburante, energía eléctrica, preparaciones alimenticias, abonos orgánicos, entre otros.
Con el paso de los años y el avance de la investigación y la tecnología en el cultivo de la caña, se ha ampliado el portafolio de productos, con el fin de agregar valor a la cadena de producción, de tal manera que hoy en día los mismos ingenios fabrican diferentes calidades de azúcar, mieles, alcohol industrial, alcohol potable, alcohol carburante, energía eléctrica, preparaciones alimenticias, abonos orgánicos, entre otros.
Mayor valor agregado al azúcar
En lo que tiene que ver con su producto tradicional, el azúcar, la industria azucarera colombiana incrementó en los últimos años tanto el volumen como el portafolio de calidades a ofrecer para el mercado nacional y el internacional. Es importante señalar que, aunque durante el año 2006 se consolidó la producción de alcohol a partir de caña, el sector azucarero sigue siendo uno de los diez mayores exportadores de azúcar del mundo, con más de 900 mil toneladas de exportaciones al año. El volumen exportado continúa como el más importante de cualquier producto agropecuario exportado por Colombia, incluso muy superior al de café, que asciende a 660 mil toneladas anuales.
En la década actual varios de los ingenios han hecho importantes inversiones para ampliar y mejorar las calidades de azúcar ofrecidas, de tal manera que el aumento de la producción de los últimos años se ha basado en azúcares de mayor calidad. Entre 1995 y 2006, el crecimiento promedio anual de la producción de azúcar blanco ha sido de 2,8% mientras que el azúcar crudo ha decrecido 4% en promedio. De esta forma, el azúcar blanco representa en la actualidad el 81% del azúcar producido, frente al 67% que representaba en 1995. Dentro de los azúcares blancos ha sido todavía mayor el crecimiento de los azúcares de alta calidad, como los especiales y refinados, los cuales han aumentado en dicho período en promedio 5,1%, frente al 1% que ha crecido el blanco corriente.
El mejoramiento de las calidades ha sido muy importante para el consumo de los hogares y la industria procesadora de alimentos y bebidas en Colombia. También ha impactado de manera especial a las exportaciones. En la década de los noventa, la participación del azúcar blanco en las exportaciones fue, en promedio, el 40% del total exportado; en los últimos cinco años la participación promedio ha sido del 65% del total, permitiendo que Colombia se haya convertido en un gran exportador de azúcar listo para el consumo final o para la elaboración de productos alimenticios de alta calidad. Cabe destacar adicionalmente que dentro de ese 65%, la mayoría corresponde a azúcares especiales y refinados, que representan 59 puntos de esa participación; los seis puntos restantes corresponden a azúcar blanco corriente.
Debido a que el azúcar crudo se exporta principalmente a países donde es refinado y posteriormente comercializado, el aumento de las exportaciones de azúcar blanco de Colombia ha implicado que sea nuestro país el que se haya quedado con el valor agregado de la refinación. Las divisas adicionales obtenidas por este concepto sumaron más de 60 millones de dólares entre 2000 y 2006.
Alcohol carburante
Dos ingenios en Colombia iniciaron su producción de alcohol en octubre de 2005. Tres más se sumaron en marzo de 2006, con lo cual la capacidad diaria de producción superó el millón de litros. Esto permitió que, luego de que la obligatoriedad de mezclar 10% de alcohol en las gasolinas empezara a regir en el suroccidente del país desde finales de 2005, el programa se ampliara a Bogotá en los primeros meses de 2006. Ahora que las destilerías se han venido ajustando y alcanzando su máxima capacidad, en el primer semestre de este año el programa se extenderá a la zona de los Santanderes, en el oriente del país.
Esto demuestra que finalmente Colombia se subió en la ola de los biocombustibles en el mundo, siendo en la actualidad el tercer mayor productor de alcohol de América, luego de Estados Unidos y Brasil. Las ventajas y oportunidades de la oxigenación o el uso de los biocombustibles son ampliamente conocidas, aunque vale la pena recordarlas.
En primera instancia, es importante anotar el impacto socioeconómico positivo que trae la producción de combustibles a partir de productos agrícolas. En el caso del sector azucarero, la fabricación de etanol a partir de caña de azúcar constituye un soporte importante para su estabilidad en el largo plazo. En un país altamente exportador de azúcar como Colombia, la inestabilidad del precio internacional del azúcar es un factor de riesgo para los ingresos por este concepto. Si bien en el año 2006 el precio internacional del azúcar crudo llegó a 14,7 centavos de dólar en promedio, la realidad es que este precio es mucho más alto que el promedio de largo plazo, que está alrededor de 9,5 centavos. Cabe recordar años como 1999, donde el promedio fue de 6,2 centavos, o el precio en lo corrido de 2007, que ha pasado de 11 a menos de 10 centavos de dólar.
Dado que el alcohol carburante se ha producido usando la disponibilidad de caña actual, sin necesidad de recurrir a nuevas áreas sembradas en la región, las exportaciones de azúcar de Colombia han disminuido 316.000 toneladas, dejadas de exportar a mercados no preferenciales, donde el país no cuenta con ventajas arancelarias. Es decir, se sustituye azúcar de exportación por alcohol, ampliando así el portafolio de productos del sector azucarero y dando a dicha cantidad desplazada un ingreso más estable en el largo plazo. Esto a su vez ha permitido que en promedio, un 10% de la actividad productiva del sector azucarero se haya dedicado a la producción de alcohol, lo cual contribuye a la sostenibilidad del sector y de buena parte de sus empleados.
Esta experiencia del sector azucarero sirve de base para todos aquellos proyectos que se vienen estructurando en diversas regiones del país, usando caña para panela u otras materias primas agrícolas para la producción de etanol, o aceite de palma para la de biodiésel.
En cuanto al valor estratégico que tiene la producción de etanol, vale la pena anotar que esto implica que el país reduzca su dependencia de fuentes energéticas no renovables, como la gasolina u otros derivados del petróleo. La producción actual de etanol en Colombia equivale a haber descubierto un pozo de petróleo de 16.000 barriles por día,1 superior a la producción de varios de los pozos que explora Ecopetrol, con la ventaja adicional de que la caña es renovable mientras que un pozo en Colombia tiene una vida útil que en promedio no supera los 15 años. Es ampliamente reconocido que la reducción de la dependencia energética del petróleo es un asunto de una gran importancia para la mayoria de los países del mundo; basta observar que Estados Unidos ha enfocado en los últimos años sus esfuerzos en este sentido, estimulando la producción de alcohol carburante a tal punto que pasó de producir 6 billones de litros en el año 2000 a 18,5 billones en 2006, superando a Brasil, que hasta 2005 era el mayor productor mundial de alcohol carburante.
En lo que tiene que ver con las ventajas ambientales, el mismo Protocolo de Kyoto, sus definiciones y mecanismos propuestos para la reducción del efecto invernadero, considera el uso de la biomasa energética como uno de los instrumentos más importantes para la disminución del CO2 de la atmósfera. La caña de azúcar, por su cantidad de hojas y su ciclo de cosecha, tiene una gran ventaja en la fijación de CO2 frente a otras materias primas del etanol, como el maíz; se estima que la caña absorbe de la atmósfera unas 15,6 toneladas de CO2 por hectárea, frente a 2,4 toneladas del maíz.2
Vale la pena mencionar además que la industria azucarera colombiana, con la producción de abonos agrícolas obtenidos a partir de la vinaza, subproducto de la fabricación de etanol, sustituirá agroquímicos con contenido de nitrógeno y potasio, particularmente este último en términos de óxido de potasio (K2O). Cenicaña estima que con la producción de estos abonos, toda la industria sustituirá al año un promedio de 14.000 toneladas de óxido de potasio, que hoy en día deben ser importadas.
Por otra parte, la caña de azúcar tiene ventajas naturales sobre otras materias primas agrícolas usadas en otros países para la producción de etanol, tales como maíz, trigo, soya o remolacha, entre otras. En este sentido, es importante mencionar que la caña es claramente la de mayor productividad, medida como volumen de alcohol producido por hectárea, como se observa en la gráfica 1. Esta ventaja se convierte en un factor importante a tener en cuenta en la discusión sobre si se debe o no producir combustibles a partir de productos agrícolas alimenticios. En un artículo publicado por la revista Foreign Affairs de mayo/junio de 2006, los profesores C. Ford Runge y Benjamín Senauer afirman que los biocombustibles pueden tener efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, especialmente como se hace en Estados Unidos, donde se usan maíz y soya como insumos para la producción de etanol, materias primas que no son muy eficientes para la generación de energía. Mencionan que, por el contrario, la forma más eficiente de producir etanol es a partir de la caña de azúcar de países tropicales.
En cuanto al balance energético, la caña también está por delante de otros cultivos, ya que se estima que por cada unidad de combustible fósil consumido en la producción de etanol, se fabrican más de 8 unidades de biocombustible, por encima del trigo y el maíz, en los que se obtienen rendimientos de 1,7 y 1, respectivamente.3
En cuanto al mercado, el potencial es bastante alto. En el mercado nacional, hasta el momento, el programa de adición del 10% de alcohol, aun con la ampliación esperada para 2007, sólo llega a cubrir el 65% del consumo interno. En otras palabras, la mezcla promedio para todo Colombia llega al 6,5%. En Brasil la mezcla obligatoria para los vehículos de gasolina es del 25% de etanol; existen además carros 100% de alcohol y en la actualidad más del 50% de los vehículos nuevos que se venden son de tecnología flexible, es decir, que permiten cualquier mezcla de alcohol con gasolina. En promedio, en dicho país el etanol representa más del 40% del consumo de combustible vehicular.4
Para Colombia, esto significa crecer el mercado interno de etanol más de 6 veces el nivel actual.
En cuanto al mercado internacional, cada día se suman más países donde se exige oxigenar las gasolinas con etanol. Estados Unidos es uno de ellos, donde en la actualidad el mercado es de 20.000 millones de litros anuales y el presidente Bush, en su discurso del Estado de la Unión en enero de 2007 estableció como meta un uso de 132.000 millones de litros de combustibles alternativos para el año 2017. Para Colombia, el tamaño de este mercado es una gran oportunidad tanto para el sector azucarero como para otros sectores que quieran invertir en fabricación de etanol.
Cogeneración y biomasa
Uno de los subproductos de la caña que ha venido aumentando su importancia en los últimos años es el bagazo. Luego de considerarse prácticamente un desecho hasta hace unas cuantas décadas, se ha convertido en un subproducto muy valorado, tanto por su contenido de celulosa para la fabricación de papel, plásticos y tableros, como por su valor energético como combustible.
En la actualidad, la industria papelera mundial consume cerca del 5% del bagazo generado por las industrias que producen azúcar a partir de caña. En Colombia, de las seis millones de toneladas de bagazo producidas al año por los ingenios, un 85% es utilizado como combustible y el restante 15% es materia prima de una industria productora de papeles local.
De esta manera, el bagazo ha llegado a ser el combustible principal de las calderas de los ingenios, con el fin de generar su propia energía para sus procesos productivos y para la comercialización de excedentes. Este es uno de los factores más importantes a la hora de enumerar las ventajas competitivas que tiene la agroindustria azucarera a partir de caña frente a la que produce azúcar a partir de remolacha.
Si bien la agroindustria azucarera a partir de caña en el mundo ha contado con un combustible que no tiene la industria azucarera remolachera, este mismo hecho ha dado como resultado que los procesos de generación de energía no hayan sido tradicionalmente muy eficientes. Sin embargo, las recientes alzas de los precios de los combustibles y la mayor tecnología con la que se cuenta, han estimulado el desarrollo de proyectos de cogeneración de energía en el mundo, concepto que define la producción simultánea de energía eléctrica, mecánica y térmica aprovechable en los procesos industriales a partir de una misma fuente primaria. En este caso, la fuente de energía primaria es la biomasa obtenida de los procesos de cosecha y molienda de caña, es decir, el bagazo resultante de la molienda y las hojas que quedan como residuos orgánicos de la cosecha.
Las mejoras alcanzadas en la eficiencia de generación de energía han aumentado su potencial al punto de arrojar importantes excedentes de energía para ser comercializados en las redes de interconexión eléctrica.
Los proyectos de cogeneración están en la línea de los sistemas de generación distribuida, tema de gran importancia actual a escala mundial. Estos tipos de sistemas son instalados en el mismo lugar donde se produce la demanda, utilizando fuentes locales, muchas de ellas renovables, con lo cual se obtiene una disminución en el uso de redes de transporte de energía y se reducen las pérdidas globales del sistema por unidad de energía consumida efectivamente. Esto sin hablar de sus ventajas por menores impactos ambientales, que los sitúa entre las opciones más claras dentro de las estrategias de masificación de fuentes y tecnologías más limpias.
De esta manera, varios de los gobiernos de los países azucareros líderes en el mundo vienen apoyando la generación de energía a partir de biomasa, como el bagazo y otros sustratos agrícolas, con el fin de disminuir la dependencia de fuentes de energía eléctrica no renovables, como el carbón y derivados del petróleo.
Esto significa ventajas estratégicas por la reducción de la dependencia energética, ventajas socioeconómicas por las inversiones que deben darse, y ganancias ambientales debido a la disminución de las emisiones contaminantes por el uso de un combustible de origen agrícola frente a una fuente fósil no renovable.
En la actualidad, para citar algunos ejemplos, hay varias industrias azucareras de países líderes comercializando excedentes de cogeneración de energía eléctrica: Brasil, 1.640 MW; India, 250 MW y Tailandia, 100MW.5 En Colombia dos ingenios azucareros han comercializado en promedio 15 MW y en la actualidad se está tramitando la venta de bonos de carbono, dentro del marco del Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto.
Sin embargo, el potencial de cogeneración en el país es mucho mayor, tanto para el sector azucarero como para otros sectores. Según el Plan Energético Nacional, liderado por la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME),6 el potencial total de cogeneración en la industria colombiana podría llegar a ser por lo menos de 423 MW adicionales, con una contribución de los sectores alimentos, bebidas y tabaco, papel y textil, entre otros. En todas las evaluaciones, el sector azucarero se ha señalado como el de mayor potencial tanto por la disponibilidad de recursos de biomasa como por los requerimientos de vapor para el procesamiento de la caña de azúcar.
Un estudio reciente encontró que en cuatro ingenios piloto, responsables de cerca del 50% de la producción nacional de azúcar, es posible aumentar la capacidad de generación entre 93 MW y 141 MW para el consumo propio y realizar ventas a la red de energía eléctrica entre 47 MW y 90 MW.7 Las inversiones necesarias para cubrir el potencial total de cogeneración en toda la industria azucarera pueden superar las realizadas en las cinco destilerías de alcohol, que han sido de 130 millones de dólares.
La experiencia internacional indica que, debido a que los costos de producción de este tipo de energía son tradicionalmente mayores que los de proyectos térmicos o hidroeléctricos, se requiere de condiciones adecuadas y estímulos que permitan generar energía a través de fuentes alternativas. En India, por ejemplo, hay un proyecto liderado por una agencia internacional para el desarrollo que les permitiría a varios ingenios de ese país generar excedentes de 3.500 MW, que reducirían las emisiones de CO2 en 550.000 toneladas al año. En Brasil el tema lo maneja la Comisión Interministerial de Cambio Climático, que lidera la puesta en marcha de más de una docena de proyectos de cogeneración que reducirían las emisiones en cerca de tres millones de toneladas de CO2 al año.8
En Colombia, varios de los incentivos previstos en la legislación actual se debilitan por cuenta de las exigencias de la misma ley para hacerse acreedores a ellos. asocaña continúa promoviendo dentro del sector estos proyectos, que son además muy importantes para el país, el cual aún genera más del 32% de su energía a partir de combustibles fósiles (no renovables). Por su parte la UPME, en su plan de expansión de referencia "Generación-Transmisión 2006-2020", concluye que "es necesario para la atención de la demanda de energía media y alta del país, contar en el año 2009 con al menos 150 MW nuevos, con el fin de mantener la vocación exportadora del país".
Competitividad del sector azucarero
El mercado internacional
El año 2006 representó un punto de quiebre en lo que toca al precio internacional del azúcar. El azúcar crudo se cotizó en promedio en 14,7 centavos de dólar la libra, con meses como febrero cuando llegó a superar los 18 centavos, es decir, 80% más que el precio promedio del azúcar en los últimos 50 años.
Pero más allá de las explicaciones sobre lo sucedido en 2006, las cuales se pueden ver con más detalle en el análisis coyuntural de este informe, lo importante es analizar las tendencias del precio internacional en el mediano y largo plazo.
En la gráfica 2 se puede observar desde enero de 1981 hasta diciembre de 2006, cuántas veces el precio promedio mensual ha estado dentro del rango especificado. Se ve allí que los altos precios registrados en el primer semestre de 2006, cuando superaron los 18 centavos de dólar por libra, fueron atípicos frente a los precios históricos del azúcar. Al final del año el precio se situó por debajo de 12 centavos, cayendo 35% frente a inicios del mismo año. En lo corrido de 2007 el precio se ha ido corrigiendo aún más y ha fluctuado entre 9,5 y 11,5 centavos de dólar por libra, un rango donde el precio se ha movido en el pasado de manera frecuente.
La disminución del precio del azúcar está soportada en factores fundamentales: a pesar de que Brasil ha venido enfocando el crecimiento de producción de la caña a la fabricación de etanol, las altas inversiones realizadas en ingenios duales (azúcar-alcohol) en ese país en los últimos años han elevado su capacidad de producción a tal punto que se esperan récords de producción de ambos productos en 2007 y los próximos años: más de 30 millones de toneladas de azúcar (el 20% del total mundial) y más de 20.000 millones de litros de etanol (más del 40% del total mundial). De la misma manera, los países donde hubo problemas climáticos ya normalizaron su producción; a su vez, el precio del petróleo se ha estabilizado y ha dejado de ser un factor de presión para el precio del azúcar, por cuanto se espera que haya una oferta azucarera adecuada para el crecimiento de la demanda.
Diferentes analistas internacionales estiman que los precios se deben mantener en los próximos años en un rango entre 9 a 11 centavos de dólar por libra, con las respectivas fluctuaciones propias de este mercado, que se caracteriza por su alta inestabilidad en cortos períodos. Pero en el largo plazo, los precios tienden a los niveles mencionados, en los cuales se genera una adecuada rentabilidad para los mayores exportadores del mundo, entre ellos Colombia.
Mejoramiento de la competitividad
La volatilidad de los precios internacionales ha hecho que las industrias azucareras líderes en el mundo estén diversificando su portafolio y que, además, hagan esfuerzos tendientes a disminuir sus costos, de tal manera que aseguren su sostenibilidad en el tiempo, especialmente en coyunturas de bajos precios.
Vale la pena recordar que a finales de los noventa y principios de esta década se registraron precios históricamente bajos, que alcanzaron cifras inferiores a los cinco centavos de dólar la libra, es decir, la mitad de lo que es la tendencia de largo plazo del precio internacional. Este hecho golpeó fuertemente los ingresos de los mayores exportadores de azúcar del mundo, lo que motivó a realizar esfuerzos en pro de mitigar las oscilaciones del precio internacional del azúcar.
Otro tema fundamental ha sido la diversificación del portafolio de productos, en el que el sector azucarero colombiano se ha situado a la vanguardia en el mundo, con el fin de ampliar las alternativas de ingresos y disminuir la exposición a los precios del azúcar. Por tal razón los ingenios han invertido en el aumento de la producción de azúcares de mayor calidad, la producción de etanol, la producción de abonos agrícolas y más recientemente, los proyectos de cogeneración de energía a partir de bagazo. En el mediano plazo, podrían ser los biopolímeros (plásticos biodegradables a partir de caña), los que surjan como un nuevo desarrollo para el sector.
Pero además de ampliar su portafolio y estar pensando constantemente en el desarrollo de nuevos productos, la agroindustria azucarera colombiana ha hechos grandes esfuerzos para incrementar su productividad en campo y fábrica, así como reducir sus costos en todas las áreas. Esta ha sido una labor tanto de ingenios como de cultivadores y de las entidades que aglutinan los intereses del sector.
Cenicaña ha sido parte primordial de este proceso, habiendo hecho aportes importantes en el desarrollo de nuevas variedades, mejoramiento genético y mejoramiento de procesos de campo y fábrica en general, a través de sus programas de transferencia de tecnología. Los ingenios, por su parte, además de reducir costos, han hecho grandes inversiones en mejoramiento de equipos de campo y especialmente de fábrica, adquiriendo calderas de mayor presión y generación de vapor, y repotenciando o invirtiendo en nuevos equipos como difusores, molinos, tachos, centrífugas, entre otros.
Los resultados de todos estos esfuerzos, en los que se unen la investigación de Cenicaña, el mejoramiento de equipos y labores agrícolas de los cultivadores e ingenios, y las mejoras en eficiencia y capacidad de fábrica de los ingenios, han dado sus resultados, como se puede observar en la gráfica 3. En ella se aprecia que Colombia obstenta en el mundo el más alto índice de productividad, medido como las toneladas de azúcar por hectárea cosechada al año.
Los esfuerzos en el mejoramiento de la competitividad han dado sus frutos. Vale la pena mencionar que desde mediados de 2005 y durante todo el año 2006 el arancel para importar azúcar a Colombia fue de cero, con lo cual el sector azucarero colombiano pasó por una etapa donde estuvo expuesto a una apertura completa al mercado internacional, justamente en medio de un período donde además se presentó una larga y pronunciada revaluación. Esto se debe a que la Comunidad Andina, de la cual hace parte Colombia, cuenta con el sistema andino de franjas de precios (SAFP) como mecanismo de valoración del arancel; dicho mecanismo, así como aumenta el arancel cuando los precios caen a niveles bajos, lo reduce ante incrementos del precio internacional, a un nivel que puede llegar a cero, como se observa en la gráfica 4. Aun en tales condiciones, el sector ha seguido compitiendo y sosteniéndose como lo ha hecho en épocas de aranceles positivos.
Responsabilidad social
El sector azucarero colombiano ha desempeñado un papel muy destacado como la columna vertebral del desarrollo socioeconómico de la región.9 El hecho de que ésta sea una industria establecida sobre bases sostenibles, con la mayoría de ingenios operando desde hace más de 60 años, ha implicado la construcción de un gran tejido social y empresarial, por cuanto varias de las poblaciones de la región se formaron alrededor de la actividad azucarera y porque su historia y economía están ligadas al desarrollo del sector. Es importante recordar que en la actualidad el clúster del azúcar genera aproximadamente 250.000 empleos entre directos e indirectos, con lo cual cerca de un millón de personas terminan dependiendo de esta actividad, dada la composición familiar de la región.
Los resultados son notorios: en los departamentos que representan el 97% del área sembrada en caña para azúcar (Valle del Cauca 78% y Cauca 19%), se observa que los municipios con mayor influencia del sector agroindustrial azucarero son los que tienen la menor proporción de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de la región y del promedio nacional. El departamento del Valle del Cauca tiene en promedio un índice de 16%, muy inferior al nacional que es de 28%, debido en gran medida a que en el 70% de los municipios del departamento está presente la agroindustria azucarera. En el departamento del Cauca, los municipios con actividad agroindustrial azucarera registran un índice NBI de 43%, mientras que el promedio del resto de municipios, sin tener en cuenta su capital (Popayán), supera el 59%, presentándose casos de municipios con un índice prácticamente igual a 100%.10
Cabe mencionar además, que los ingresos de la mayoría de municipios donde está ubicada la agroindustria azucarera dependen en gran medida de los impuestos pagados por los ingenios, además de los ingresos derivados por el pago de impuesto predial por parte de los proveedores de caña. Por ejemplo, hay 15 municipios en la región donde más del 80% de los ingresos tributarios dependen de los ingenios azucareros.
Desarrollo de tejido social
Con el propósito de potencializar las actividades en el frente de la responsabilidad social, el sector azucarero ha dedicado sus esfuerzos en los últimos años a formar alianzas con organismos privados y del Estado en diversas áreas, con muy buenos resultados.
Dentro de la alianza entre asocaña y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) se han elaborado las normas, currículos y medios audiovisuales para la formación por competencias laborales en fábrica y campo y se ha iniciado el proceso para las normas de alcohol carburante. Con el fin de mejorar las relaciones entre los trabajadores del sector, el SENA ha adelantado diplomados en diversos temas dirigidos a ejecutivos de las empresas del sector azucarero, y a líderes y representantes de las Cooperativas de Trabajo Asociado de los Ingenios, además de más de 800 cursos de capacitación para personal de los ingenios. En competencias laborales se han elaborado normas, currículos y medios didácticos para fábrica y campo.
Dentro del convenio de la ARP del ISS con asocaña se han llevado a cabo capacitaciones para corteros de caña mediante competencias laborales para corte seguro, eficaz y de mayor calidad. Adicionalmente, dentro del convenio ICBF y asocaña se han realizado diversos talleres para padres de familia y poblaciones en riesgo.
Se continúa además con el programa de la Red Educativa Azucarera, que incorpora las escuelas y colegios que los ingenios sostienen de manera directa, beneficiando a más de 5.000 alumnos de la región; el programa consiste en una alianza entre los jefes de calidad de los ingenios y los rectores y profesores de los planteles a fin de llevar la excelencia educacional a esas instituciones. De esta manera, se estructuró para esta red el Proyecto Líderes Siglo XXI, el cual busca que otras compañías de la región, con sistemas de calidad implementados, aporten su experiencia en este campo y asesoren a las instituciones educativas, con el fin de que éstas diseñen su propio sistema de calidad y contribuyan al mejoramiento continuo de la educación.
asocaña también trabaja de la mano con las universidades de la región. Con la Universidad Autónoma de Occidente se están adelantando dos convenios financiados por el Ministerio de Educación Nacional. Uno de ellos para fortalecer los tres institutos de educación media técnica de la Red Educativa Azucarera en La Paila, El Cerrito y Candelaria. El segundo convenio prevé diseñar e implementar currículos en carreras técnicas y tecnológicas para el desarrollo de la vocación agrícola azucarera del valle geográfico del río Cauca. En esta alianza participan además la CVC, la Gobernación del Valle, el SENA, Comunitec y otras instituciones.
Todos estos esfuerzos del sector, además de los programas de recreación, vivienda y bienestar social, constituyen un soporte fundamental para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.
La responsabilidad social, por tratarse de un concepto amplio, de compromiso con la sociedad en general, involucra de igual manera a los 1.600 cultivadores de caña de la región, principales proveedores de los ingenios azucareros, propietarios del 75% de las tierras sembradas de este cultivo.
Con los cultivadores hay muchos temas en común, sobre las cuales siempre ha habido consenso para actuar de manera conjunta, tales como las negociaciones internacionales, el almacenamiento de información estadística y análisis de mercados, la administración del Fondo de Estabilización de Precios del azúcar, la articulación de acciones en el área social, los proyectos de región, y el manejo ambiental, jurídico y de transporte, donde los cultivadores han reconocido el liderazgo natural de asocaña.
Basta mirar lo que sucede con el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia (Cenicaña), fundado por iniciativa del sector, a través de asocaña, con aportes económicos de la totalidad de los ingenios y cultivadores de caña de la región. Hoy en día, Cenicaña es una de las entidades científicas más reconocidas en el mundo en el campo de la investigación, con resultados comprobados en mejoramiento de prácticas agrícolas y aumento de la productividad en campo, lo cual ha beneficiado de manera sustancial a los cultivadores de caña de la región.
Esta es una demostración clara de los beneficios que genera el trabajo conjunto de todos los eslabones de la cadena productiva. Por lo tanto, al igual que sucede con los demás sectores de la región, con la comunidad y con los trabajadores del sector, con los cultivadores de caña es mucho lo que se ha logrado trabajando por los intereses del sector, de la región y del país, por encima de intereses particulares.
En consecuencia, el sector azucarero colombiano, a través de asocaña, continúa en la búsqueda de alianzas y proyectos que mejoren el tejido social de la región y lleven a desarrollar estrategias con base en la articulación de diferentes acciones sociales de los ingenios y de otros actores interesados.
Manejo ambiental
El Informe sobre Desarrollo Humano 2006 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aborda de manera especial el tema del acceso al agua y la capacidad de las sociedades para aprovechar este recurso. Este es un asunto de gran influencia para el potencial humano y sobre todo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los estudios comparativos entre países revelan que los niveles de pobreza en las áreas con sistemas de riego son menores entre un 20% y un 30%. Así las cosas, a medida que se incrementa el desarrollo, el agua, tal vez como ningún otro recurso, adquiere un mayor significado económico y social.
Consciente de esta situación, el sector azucarero ha incluido el tema del agua como parte de su responsabilidad social y, en consecuencia, de su programa de conservación del medio ambiente, considerando el recurso hídrico como eje fundamental de su visión de sostenibilidad a largo plazo. Por tal razón, asocaña promueve entre sus afiliados un amplio programa de conservación de las cuencas hidrográficas, que es realizado a través de quince asociaciones de usuarios de los ríos, quienes desde la década del noventa desarrollan proyectos tendientes a la conservación y mejoramiento integral de las cuencas, gracias a la unión de recursos técnicos, económicos y humanos.
El área favorecida por estos programas asciende a 600.000 hectáreas, en donde se benefician unos 3.825 agricultores, siendo una experiencia única a nivel nacional, reconocida además como modelo internacional de conservación del agua.
Así mismo, se destacan las actividades ejecutadas para la recuperación de la franja forestal protectora del río Cauca, en donde con el apoyo de la autoridad ambiental, así como de los propietarios de predios cultivados con caña de azúcar, se han realizado siembras de árboles para el establecimiento de la mencionada franja de protección. En una primera etapa, finalizada en diciembre de 2006, se habían sembrado 7.150 árboles, interviniendo un poco más de 80 hectáreas. En la siguiente etapa se espera cubrir más de 200 hectáreas.
En la misma línea, Cenicaña y los ingenios azucareros han venido aportando al progreso de los objetivos del Desarrollo del Milenio. Las investigaciones realizadas sobre requerimientos hídricos de la caña de azúcar y el uso racional del agua, han permitido reducir hasta en un 50% el número de riegos por ciclo de cultivo, con disminuciones considerables en el consumo de agua y en los costos de producción de caña. Esto, sumado a los avances relacionados con la zonificación agroecológica orientada al desarrollo de una agricultura limpia y competitiva, ha permitido que el sector cuente hoy con una zona de agricultura especializada en caña de clase mundial, como el pilar del Desarrollo Sostenible.
Investigaciones realizadas sobre nutrición de la caña de azúcar en los diferentes suelos del valle geográfico del río Cauca, han contribuido a que se especifiquen las épocas y dosis más apropiadas para la aplicación de fertilizantes, contribuyendo así al uso racional de estos productos. De igual manera, la selección de variedades resistentes a la mayoría de las enfermedades, y el manejo integrado de plagas y enfermedades han reducido al mínimo la aplicación de productos químicos.
Siendo la conservación de las propiedades de los suelos un aspecto fundamental para la industria, Cenicaña a través de investigaciones ha aportado conocimientos importantes para que los subproductos obtenidos en la industria, tales como cachaza, hojas, cenizas y vinazas sean utilizados en su totalidad, remplazando productos químicos fertilizantes, los cuales en su gran mayoría se adquieren a través de importaciones.
La Red Meteorológica Automatizada del Sector Azucarero (RMA), con la cual se obtiene permanentemente el registro a escala horaria y diaria de las variables atmosféricas (viento, precipitación, brillo solar, entre otras), fue ampliada para garantizar una mayor cobertura en toda la zona plana. Es de resaltar que la RMA inició su operación en septiembre de 1993, conformada por doce estaciones meteorológicas. Hoy cuenta con 34 estaciones meteorológicas fijas, con las cuales se cubre un área aproximada de 400.000 hectáreas, de las cuales cerca de 200.000 están sembradas en caña de azúcar.
Así mismo, para hacer seguimiento a la calidad del aire en el área de influencia de los cultivos de caña, el sector azucarero, a través de Cenicaña, puso en marcha una red con tecnología de punta para el monitoreo de la calidad del aire. Esta red está compuesta por cinco estaciones automáticas que miden la cantidad de material particulado en el área de influencia de los cultivos de caña de azúcar. Dichos valores y las respectivas normas se publican en línea en la página web del Centro de Investigación para información de todas las partes interesadas.
En aras de obtener un mejor control y prevención de la contaminación en los procesos de producción de alcohol, los ingenios con destilerías, a través de asocaña, han suscrito diferentes convenios con las autoridades ambientales regionales, de tal manera que se adquieran los conocimientos, herramientas técnicas y soluciones tecnológicas y se concreten las normas necesarias para cumplir con el objetivo propuesto.
asocaña seguirá promoviendo entre sus afiliados la preocupación por un manejo ambiental sostenible, como parte fundamental de su política de responsabilidad social, la cual busca un entorno adecuado que permita seguir contribuyendo a la estabilidad socioeconómica de la región.
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* Jefe del Departamento Económico de asocaña
1 Cantidad de petróleo necesaria para producir unos 6.000 barriles de gasolina al día, que es la cantidad de etanol que se ha adicionado al 65% de las gasolinas del país.
2 Fuente: LMC International.
3 Fuente: LMC International, Sweetener Analysis, abril de 2006. La información sobre caña está basada en resultados obtenidos en Brasil, y la de maíz y trigo, en datos de Estados Unidos.
4 Fuente: Petrobras.
5 Fuentes: Unica de Brasil y Organización Internacional del Azúcar (OIA).
6 MME-UPME, Plan Energético Nacional, julio 1994, Bogotá.
7 Cogeneración en el sector azucarero aplicando el enfoque ESCO. Proyecto PNUD - asocaña – Ministerio de Medio Ambiente – UPME
8 Organización Internacional del Azúcar, OIA, Diversification as a strategy for development. Dr. Leonardo Bichara, mayo de 2005.
9 El sector azucarero (ingenios y cultivadores) se encuentra localizado en el llamado valle geográfico del río Cauca, el cual comprende el norte del departamento del Cauca, el Valle del Cauca y algunas zonas de los departamentos de Risaralda y Caldas.
10 DANE: Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, Censo 2006.