VALLE DEL CAUCA, Colombia – Trabajadores empuñan haces y machetes bajo un castigador sol ecuatorial para cosechar caña de azúcar en las angostas planicies a lo largo del Rio Cauca.
A pesar de que el 85 por ciento del cultivo de caña en Colombia es cosechado de esta anticuada manera, los líderes de la industria manifiestan no tener intención de mecanizar la cosecha, debido al temor de generar un desempleo masivo en un área rural en la que la gente sufrió la guerra civil durante cinco décadas.
Por el contrario, los cultivadores de caña de azúcar dicen que se están modernizando de una manera diferente, convirtiéndose en generadores de energía renovable.
Durante un tour en una refinería de etanol y una planta de cogeneración de energía rodeada por campos de caña sin límites, administradores de Mayagüez S. A., uno de los productores más grandes de azúcar del país, explicaron cómo los incentivos del gobierno para la producción de energía están haciendo más rentable que nunca el cultivo de caña de azúcar.
“Nosotros solíamos ser cultivadores de caña de azúcar, ahora somos productores de energía”, dijo Carlos Eduardo Quintero Arizala, el director de ventas de la compañía. “Nuestra visión es ser competitivos en el mundo, transformando caña de azúcar en energía saludable.”
Hogar de alrededor de 2.700 fincas familiares y 13 ingenios azucareros, el Valle del Cauca está dotado de suelos ricos y un clima que libra a los cultivadores de los ciclos de cultivo estacionales. Los trabajadores, quienes hicieron posible el negocio de la caña de azúcar en este país –en Colombia se ha cultivado caña desde el siglo 16- son ahora la espina dorsal de lo que está tomando forma para convertirse en la siguiente historia de éxito del etanol en América Latina.
Envidioso de los logros de Brasil con el etanol de caña de azúcar, el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, defendió una ley en 2007 que estableció que todos los expendedores de gasolina de la nación debían vender una mezcla de 90 por ciento de combustibles hidrocarburos y 10 por ciento de etanol.
Posteriormente, ese mandato fue reducido a una mezcla obligatoria de 8 por ciento stras un ajuste de la industria.Sin embargo, la propuesta normativa tuvo el efecto buscado,de más de 740.000 acres de plantaciones de caña de azúcar en el Valle, por lo menos 116.000 acres están dedicadas al cultivo de materia prima para el etanol.
La industria de etanol de Colombia es todavía pequeña. Con una producción de alrededor de 300.000 galones diarios, el país está todavía lejos de los países productores de etanol más grandes del mundo, como Estados Unidos y Brasil. Los expertos estiman que en el año anterior, tan sólo Brasil, adicionó mayorcapacidad nueva para la refinación de etanol de caña que la que Colombia ha construido en los últimos cinco años.
Sin embargo, funcionarios del gobierno de Colombia y varios líderes industriales están ansiosos por expandir su esfuerzo en materia de biocombustibles, ya que ven éste como un medio efectivo de mejorar la seguridad e incrementar la prosperidad en áreas rurales conflictivas. Lo están haciendo mediante leyes e incentivos que promueven la producción de grandes cantidades de biodiesel de palma y etanol de caña de azúcar.
El gobierno ve en el biodiesel de palma un arma poderosa contra los narcotraficantes y los cultivos de coca que ellos promueven (Greenwire, mayo 2). Contrario al caso del etanol de caña de azúcar, donde el objetivo es puramente económico.
Los funcionarios del gobierno de Colombia ven en Estados Unidos un potencial de mercado de exportación de etanol. Mientras el etanol de Brasil, enfrenta un alto arancel en Estados Unidos, Colombia tiene un acuerdo de libre comercio pendiente de aprobación con los Estados Unidos que exceptúa de arancel el etanol de Colombia.
"Colombia tiene un gran potencial, pero primero tenemos que incrementar la producción para el mercado local,” dijo Luis Fernando Londoño Capurro, presidente de la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia, Asocaña.
En su oficina en Cali, Londoño reconoció que sus afiliados están afrontando cierta presión del gobierno para buscar futuros mercados de exportación para el etanol de Colombia. Los productores no sólo están mirando hacia los Estados Unidos sino también hacia Europa e incluso Brasil, pero la lucha por expandir el mercado doméstico y cumplir con los incrementos en los estándares de mezcla programados, significa que hablar sobre ventas al exterior sea realmente muy prematuro, dijo. “Estamos siendo competitivos, pero tenemos un largo camino por recorrer antes de dedicar nuestra producción a las exportaciones”, dijo Londoño.
Despertares de la Industria
La industria azucarera ha tenido una transformación dramática en un tiempo muy breve.Tan sólo cinco años atrás, el enfoque de Mayagüez era completamente en azúcar, blanca y morena, comercializada a hogares o negocios bajo varias marcas. Pero desde la iniciativa normativa sobre etanol de Uribe aprobada en 2006, la compañía empezó a vender etanol de caña de azúcar a distribuidores de gasolina.
Mayagüez todavía vende toneladas de azúcar, la mayoría para exportación. Pero, hoy en día, la compañía también genera alrededor de 40.000 galones de etanol en su destilería ubicada en las afueras del municipio Candelaria. La compañía dice que pronto expandirá esa capacidad a 66.000 galones por día, aproximadamente.
Con las utilidades , la compañía ya ha llegado lejos. El año pasado, Mayagüez terminó, junto al ingenio, la primera planta de la industria de cogeneración de energía de 37 megavatios por hora por día a base de biomasa.
La planta de cogeneración aprovisiona de energía al ingenio azucarero y a la destilería mediante la quema de los desechos de la planta de caña de azúcar. Es de precisar que los funcionarios de Mayagüez afirman que el ingenio y la destilería sólo consumen alrededor de 11 a 12 megavatios por hora por día, y la compañía vende el resto a la red eléctrica nacional.
Mayagüez es no sólo un productor de azúcar y etanol, sino también un productor de energía eléctrica independiente.
“Este es un nuevo negocio que empezó el año pasado”, explicó Quintero. Si bien se da preferencia a la producción de azúcar para cumplir con obligaciones contractuales, Quintero ahora considera que su compañía ha sido transformada para siempre en un generador de combustibles líquidos y energía. Él está seguro de que este nuevo modelo de negocio protegerá a sus 2.600 empleados y a la escuela cercana que Mayagüez apoya, de los constantes choques de los precios de los commodities.
“Para nosotros es muy importante el bienestar de los empleados y el bienestar de la comunidad”, dijo Quintero.
Jorge Bendeck Olivella, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia, Fedebiocombustibles, dijo que la historia de Mayagüez se está repitiendo en la industria azucarera y se está convirtiendo rápidamente en la norma. Él y otros funcionarios de la industria dicen que en los próximos años, casi todos los productores del Valle del Cauca tendrán tanto una planta de etanol como una planta de cogeneración de energía eléctrica junto a sus ingenios.
Fedebiocombustibles está ansioso por atraer inversionistas para expandir, aún más, la industria creciente de biocombustibles en Colombia, pero Bendeck previene que la naturaleza de las oportunidades acá es distinta de lo que uno puede encontrar en Brasil.
A saber, él y otros miembros de la industria dicen que los inversionistas en la nueva expansión de biocombustibles en Colombia tendrán que lidiar con normas ambientales más estrictas, asuntos de seguridad más amplios y nuevas variedades de cultivo más apropiadas para este clima.
"Brasil es un modelo, pero nosotros no recibimos ayuda de nadie en el mundo”, dice Bendeck. “En Brasil, la estructura es completamente diferente”.
Extrayendo más de la caña de azúcar
Desde que la norma de la mezcla de etanol fue aprobada, otros cinco ingenios azucareros en el Valle del Cauca han construido sus propias destilerías de etanol.
Las dos más grandes, operadas por las compañías Incauca e Ingenio Providencia, juntas producen alrededor de 160.000 galones de etanol de caña de azúcar cada día. Juntos, todos los productores producen aproximadamente 300.000 galones de etanol por día, suficiente para cumplir la norma nacional de mezcla del 8 por ciento – pero muy apenas. Ambos, Bendeck de Fedebiocombustibles, y Londoño de Asocaña, creen que su país puede hacer mucho más que eso.
El gobierno de Colombia está listo para incrementar la norma de la mezcla a 10, pronto, dijeron, pero las dos asociaciones tienen como objetivo lograr una mezcla obligatoria del 30 por ciento en los próximos años.
“Debemos cumplir nuestro compromiso con el gobierno de cubrir todo el país con una mezcla de 8 por ciento de etanol y 92 por ciento de gasolina”, dijo Londoño. “Con el paso del tiempo, esa mezcla aumentará. La subiremos hasta 15 por ciento, luego 20 por ciento con las nuevas plantas y la expansión de algunas existentes”.
Después de esto, según funcionarios de Mayagüez la única forma en que ellos y sus competidores pueden incrementar la generación de etanol es mediante la reducción de exportaciones de azúcar. La razón, dicen, es que no hay más espacio para expandir los cultivos en el Valle del Cauca.
"Este es un asunto del cual la industria de la caña de azúcar de Colombia es consciente , y estamos buscando tierras aptas en otras partes del país", dijo Álvaro Amaya Estévez, director del Centro de Investigación de la Caña de Azúcar en Colombia, Cenicaña.
El laboratorio de Amaya, que es completamente financiado por los cultivadores de caña de azúcar que rodean Cali, ha trabajado durante décadas para incrementar la productividad de los campos y para encontrar nuevas formas de mejorar los suelos de manera orgánica, y mantener las plagas y enfermedades bajo control.
En este frente Amaya manifiesta haber tenido éxito. Los campos en este valle de 200 millas de longitud generan más de 350 libras de azúcar por cada tonelada métrica de caña, lo que hace a los cultivadores de caña de Colombia, los primeros en el mundo en términos de toneladas de azúcar por hectárea, dijo.
Pero, desde que la ley de biocombustibles está siendo implementada, el personal de Amaya prácticamente se ha duplicado, dado que la industria trata de obtener todavía más azúcar de los campos.
Si bien Amaya y su equipo son optimistas de que Cenicaña puede obtener mejorías en la producción e incrementar el contenido de sacarosa mediante experimentos con nuevas variedades de cultivo y variedades genéticamente modificadas (GM), admite que están cercanos a toparse con el límite.
Convirtiendo "praderas" en campos de caña
Miembros de la industria manifiestan que el hecho de obtener nueva capacidad de refinamiento para etanol no es el problema. En cambio, nuevas regiones tendrán que ser utilizadas de forma que los cultivadores de caña nacionales tengan la oportunidad de responder a una creciente demanda de etanol.
"Si usted quiere expandir la producción de etanol usted tiene que pensar en praderas", dijo el director económico de Asocaña, Johan Martínez Ruiz."La planta de etanol es la parte más fácil del paseo. Lo difícil es conseguir la caña de azúcar".
Fedebiocombustibles y Asocaña están tratando de atraer cultivadores al este y norte del país, regiones en las cuales ciertos sitios han sido tan sólo recientemente apaciguados de la violencia perpetrada por décadas por grupos armados insurgentes.
Ecopetrol, la compañía petrolera y de gas más grande de Colombia, se encuentra desarrollando un gran proyecto de biocombustibles en la parte este del país. Actualmente, el único inversionista extranjero en el sector es una compañía Israelí, que se encuentra desarrollando cultivos de caña en el norte, con el fin de pavimentar la ruta hacia lograr una planta que produzca 100.000 galones de etanol por día en el Magdalena, y que se espera que esté totalmente en marcha en 2014.
Londoño en Asocaña confía en que esos dos proyectos, además de las expansiones en curso en el Valle del Cauca, podrían en total producir suficiente etanol para satisfacer un estándar de mezcla nacional de hasta 14 por ciento.
Las asociaciones comerciales dicen que han visto interés por parte de terceros. Los productores brasileros están visualizando oportunidades en la región donde Ecopetrol está invirtiendo. Y algunos funcionarios dicen que una compañía de Estados Unidos también estaba viendo la posibilidad de invertir en etanol de caña de caña de azúcar en el norte, antes de que la crisis financiera global los obligara a abandonar esos planes en 2009.
Una expansión del 8 por ciento de mezcla actual, al objetivo de la industria del 30 por ciento, requeriría casi triplicar el área cultivada. Pero los entusiastas de los biocombustibles en Colombia insisten en que esa inmensa hazaña puede ser lograda sin destruir recursos naturales sensibles, o competir con cultivos para la alimentación.
Todos aquellos quienes están involucrados en el incremento de la producción de etanol dicen que la industria de la caña de azúcar debería considerar la posibilidad de expandirse hacia fincas ganaderas en el oriente.
Con alrededor de 22 millones de cabezas de ganado ocupando 106 millones de acres –casi 5 acres por vaca- el Ministerio de Agricultura del país dice que la ganadería en Colombia es ampliamente ineficiente y tiene espacio para consolidar tierras e introducir sistemas de engorde intensivo y otras prácticas estandarizadas que la mejorarían.
Entre tanto, Cenicaña está anticipando la expansión en el oriente y está adelantando el trabajo preliminar para apoyar los esfuerzos de la industria en esta materia. Amaya y su equipo están ocupados desarrollando nuevas variedades de caña que tendrían buenos resultados en el occidente que es una tierra más seca. Un prometedor espécimen de variedad de caña que él menciona, tiene la capacidad de crecer en suelos de baja calidad, además de consumir 50 por ciento menos de agua.
Las oportunidades son inmensas, dicen los expertos de la industria, pero tomará muchísimo trabajo y paciencia para verlas cumplidas.
“En este momento, alrededor de 4 millones de hectáreas están disponibles para la agricultura, y podríamos llegar a alrededor de 10 millones de hectáreas que están disponibles para ser cultivadas”, dijo Amaya. “Hay un área grande acá que puede ser cultivada con caña de azúcar sin entrar en conflicto con otros cultivos destinados a la alimentación”.
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